7.3 La Creación de Roma

Numitor era el rey de Alba Longa y tenía un hermano malvado llamado Amulio. Un buen día decidió derrocarlo, y para que los hijos de Numidor no reclamaran el trono decidió matarlos a todos menos a la única hija mujer, Rea Silvia que fue encerrada en el templo de las vestales dedicado a la diosa Vespa para que se consagrara sacerdotisa.

Cierto día en que Rea Silvia se hallaba descansando junto a una fuente del bosque sagrado, pasó el dios Marte, que al verla tan hermosa se enamoró perdidamente y tuvo con ella dos gemelos llamados Rómulo y Remo.

Cuando el malvado Amulio, se enteró del nacimiento de Rómulo y Remo, mandó arrojar a Rea Silvia al río Tiber y a los dos gemelos los colocaron en una canasta y dejaron que la corriente los llevara lejos.

El dios Tiberno, que vio lo que sucedía, tuvo piedad de Rea Silvia, se casó con ella y le otorgó la inmortalidad.

La canasta con los dos pequeños gemelos, se deslizó sobre el río y, como este estaba muy crecido, debido a una inusual inundación, en lugar de llegar al mar, quedó atascada en la orilla.

En ese lugar vivía una loba que, al ver a los pequeños llorando de hambre los amamantó. Los niños crecieron junto a la loba sanos y fuertes, pero su padre, el dios Marte, pronto comprendió que los gemelos necesitaban el calor humano para desarrollarse y los confió al cuidado de un pastor de nombre Faustulo y de su esposa Laurencia. Ellos quedaron encantados, ya que no tenían hijos y les dieron por nombre: Rómulo y Remo.