Chapter 4 Capítulo 4: “El Desafío”



-¡Miau, miau y remiau! ¡Qué miedo! Este monstruo verde nos va a comer a todos -pensó Mistófelis. -¿Quién es y dónde está el Señor de este castillo? Quiero tenerlo delante de mis ojos y hablar con él. –Rugió el caballero verde, todavía montado sobre su enorme caballo y sonrió ferozmente mostrando sus dientes blancos. En todo el gran salón se hizo un silencio sepulcral. Como nadie contestaba, Arturo respondió.

-Caballero, es usted bienvenido. Soy el dueño de casa, mi nombre es Arturo. Por favor, desmonte y comparta esta cena con nosotros. -Ja, ja, jaaaaa. ¿Así que éstos son los valientes caballeros? –Rió el caballero verde.- Bueno, precisamente vengo a probar su valentía. ¿Quién se atreve a medirse conmigo? Medirse con semejante gigante, no era una buena idea. Los caballeros se quedaron mudos y Mistófelis cerró los ojitos porque tenía tanto miedo que ni siquiera quería mirar. Pero Arturo, que era realmente valiente, no iba a permitir que este gigantón fuera por ahí diciendo que los caballeros del rey Arturo eran unos miedoso.

-Si lo que usted quiere es combate, no lo decepcionaré. Yo seré su combatiente. –Dijo finalmente Arturo con voz de enojado. -No es combate lo que quiero. –Respondió el caballero.

Caballero

-Lo que yo quiero es un pacto. Quiero intercambiar un golpe por otro. Hoy yo daré mi hacha para que Usted me corte la cabeza, y dentro de un año, usted vendrá a mi Castillo y yo cortaré la suya.

-Miauuuuuu! –Maulló Mistófelis desesperada. –Diga que no su alteza. Diga que no, o en un año este monstruo lo matará… De repente el gigante giró sobre su montura, bajó de su enorme caballo verde y comenzó a caminar por entre los caballeros, girando sus ojos rojos como un loco.

Todos temblaban de miedo, también Arturo, pero si no aceptaban, el mundo diría que eran unos cobardes.

-¡Dame tu hacha , caballero verde! Que aunque no quiero hacerte daño, no dejaré que nos tomes por cobardes. En ese momento Gawain, el joven sobrino del rey Arturo, dio un paso adelante y su voz firme se oyó en toda la sala.