8.3 Parte 4



A la mañana siguiente gata y caballero saltaron de la cama antes de que saliera el sol, se pusieron las armaduras y salieron al galope. La nieve les golpeaba la cara y el frío les calaba los huesos. -¡Allá, Gawain! –Gritó Mistófelis. -Allá, detrás de aquel bosquecito de ve la cueva verde! En menos que canta un gallo estaban en a la puerta de la caverna. -¡Al fin! –Resonó el vozarrón del monstruo verde –Ahora es mi turno de cortarte la cabeza.

corcel

-Miauuuu, Señor verde… -Se oyó la vocecita de la gata. -¡Silencio! –Gruñó el hombre verde. -De rodillas Gawain. Ni bien la rodilla de Gawain tocó el piso, el filo del hacha rozó su pelo. -¡Tenés suerte, muchacho, pero ahí va otro intento!. –El hacha se elevó en el aire y bajó con toda la fuerza, pero ni siquera rozó al noble caballero. Sin decir ni una palabra, el guerrero verde levantó su arma por tercera vez. -ZZZumm. –sonó el aire y un fino hilo de sangre corrió por el cuello del valiente Gawain. -¡Estás lastimado! –Lloró la gatita.

hachazos

-No… -Se rió el caballero Verde- es sólo un rasguño. El primer intento fue por la primera visita de la dama, pero gracias al honor del caballero, el hacha no pudo tocarlo. El segundo ataque fue por la segunda mañana, pero esa vez también probaste tu valor de caballero. Sin embargo, te quedaste con la faja amarilla y faltaste a tu palabra, pero lo hiciste sólo para salvar tu vida. Has probado tu valor, y por eso serás recordado como el más valiente de los caballeros del rey Arturo.

Justo en ese momento, una luz verde envolvió a Mistófelis. -¡Miauuuuuuu! Estóy dando vueltasssssss.¡Voy a vomitarrrrr! Y justo cuando estaba por producirse la catástrofe… Mistófelis aterrizó en la cabeza de la seño Alina que se cayó sentada del susto.

risa


FIN