6.1 Parte 2




“Tengo que defenderlo, tengo que impedir que siga luchando”, dijo Mistófelis a Iris.

“Ah, eso sí que no me corresponde, yo sólo te sostengo aquí en lo alto, pero no se me permite participar en la guerra…”


charla


Mientras Mistófelis trataba de convencer a la diosa frotando su cabecita peluda contra el cuerpo de su aliada, a ver si ese mimo le aflojaba el corazón y la hacía cambiar de opinión, sobre el campo de batalla, estaban luchando sin tregua los griegos y los troyanos.

Pero no sólo los hombres tomaban partido en esta guerra. En el Olimpo también había bandos. Febo Apolo, el dios sol, estaba defendiendo a los troyanos, y cuando vio que Patroclo, con su espada invencible iba a inclinar la victoria para el lado de los griegos, no pudo contenerse y bajó al campo de batalla.

Mientras Patroclo luchaba como si fuese él mismo la encarnación de Ares, el dios de la guerra, Apolo lo atacó por detrás. De un solo golpe le quitó el casco de Aquiles y lo hizo rodar por entre los caballos. Con sólo mirarlo hizo que su lanza se rompiera en sus propias manos y de un luego desató su coraza.

Fue tal el asombro de Patroclo que su vista se nubló y sus manos y piernas perdieron firmeza. Así atontado por semejante ataque del dios, quedó inmóvil en medio del campo de batalla y un guerrero que por allí pasaba, Euforbo, que era muy hábil con su lanza lo hirió por la espalda. Fue entonces que Patroclo comenzó a retroceder en medio de los soldados por temor que cayera en la batalla. Justo entonces, Héctor lo vio. Sabía que ése no era un guerrero cualquiera, sabía que era el gran héroe griego y aprovechando la ocasión, lo venció con su lanza por la espalda.


cuadro3


-¡Qué terrible! Oh ¡Qué desgracia!, Héctor ha vencido a Patroclo! ¡Ahora los griegos estarán perdidos! Por favor -suplicó Mistófelis-, por favor Iris, llevame con Aquiles, tiene que venir a salvar el honor de los griegos, ¡tiene que saber lo que ha pasado con Patroclo!

La diosa de inmediato emprendió vuelo hacia la nave donde se encontraba Aquiles, el de los pies veloces y Mistófelis bajando de un salto le contó todo esto. Pero Aquiles, que era muy desconfiado, quiso probar el valor de la gatita haciéndole cumplir algunas pruebas de inteligencia y valor. ¿La ayudamos?