6.1 Parte 2


Mistófelis estaba cansada ¡Había viajado durante horas! Y poco a poco se le iban cerrando los ojitos.


Abraham


-Tengo que resistir. -Se dijo, y en menos que canta un gallo y que un gato dice miau, se había quedado dormida en un rinconcito tibio de la estación.


tren


Quién sabe cuánto estuvo así… cuando finalmente abrió los ojos… -¡Miauuuu!– Un montón de ojos amarillos la estaban mirando de cerca, de cerquísima. Era Barack y su banda de gatos negros. Se veían enojados y desafiantes.


Abraham


-Mistófelis- Dijo Barack frunciendo el seño. -Saltaste antes de que yo diera la orden… estamos acá para llevarte a la Casa Blanca… Seguinos. Y sin decir ni una palabra más, los gatos negros la rodearon y salieron de la estación caminando por los callejones más sombríos. Nadie podía verlos, porque los gatos negros se vuelven invisibles en la oscuridad. -Ahí está. -Dijo Barack. -Ésa es la Casa Blanca, el hogar de todos los presidentes de los Estados Unidos. Hemos cumplido nuestra misión… ahora es tu turno.


casa_blanca


Mistófelis tragó saliva y no pudo decir ni miau. Tenía un nudo en la garganta. Así que dijo que sí con la cabeza y se largó a cruzar la calle sin mirar atrás. La Casa Blanca era impactante. La entrada de la Av. Pensilvania tenía muchas columnas y balcones redondos y un jardín enorme repleto de flores rojas. Mistófelis miró para un lado, después para el otro y cruzó la calle, el jardín y el pórtico veloz como un rayo. Entró al hall, grande y luminoso. Las paredes estaban repletas de cuadros. Mistófelis los recorrió rápido con la vista. Eran los retratos de los presidentes…