6.2 Parte 3


-Ay, ay ay… acá hay algo raro… -Se dijo Mistófelis.- Parece que tienen vida… que me están mirando… Pegó la panza al piso, tiró las orejas para atrás y se apuró a salir del cuarto, entró en el despacho del presidente y justo ahí, frente a la ventana que daba a los jardines del río Potomac estaba parado Jefferson. De repente el cielo se puso negro y un rayo iluminó la habitación. Un segundo después, ¡Boom! El estruendo de un trueno. Mistófelis pegó un salto y quedó colgada de la lámpara. -¡Miauuuuu! –El corazón se le salía del pecho.- Mejor me apuro y me salgo de acá… algo anda mal… Casi no sentía las piernas, casi no sentía nada, pero se bajó de la lámpara y salió al jardín. El cielo estaba negrísimo. Se había hecho de noche en medio del día. -Acá, acá tiene que estar la pista…- Pensó Mistófelis mientras se acercaba a la estatua de bronce de Jefferson.


estatua


La estatua era oscura y por alguna razón le daba mucho miedo… -Vamos,- se dijo.- no seas tonta. Seguro que está por acá, Sí parece que hay algo justo ahí en la cabeza de la estatua… a ver me voy a trepar. Mistófelis miró para todos lados para asegurarse de que no hubiera nadie y paf. De un salto se subió a la cabeza del héroe. -Acá está, lo tengo. Se puso el mensaje entre los dientes y… -¿Qué? Los gatos negros estaban por todas las paredes. Con ojos amarillos la miraban fijamente.


gatos


-¡Miauuuu!- Gritó Mistófelis y encorvó el lomo y paró todos los pelos. Ya estaba lista para huir o pelear cuando ¡Booom! una luz blanquísima iluminó el cielo. De repente todos los gatos negros se transformaron en cuervos enormes. -¡Miauuuu! ¡Miauuuuuu! ¡Ayudaaaaaaa!- Gritó Mistófelis justo cuando los cuervos levantaron vuelo, la agarraron y se la llevaron volando en la noche oscura.


cuervos