1.2 Parte 3


     Uy ¿Qué es este cucurucho? Parece como viejísimo y creo que se mueve…

     Voy a poner la oreja bien pegadita a ver si escucho algo.

     Pero, ¡Quedate quieto! ¡No te muevas! Así es imposible.

     Ni bien Mistófelis tocó la hoja, una maraña de hilos de seda tomaron vida y comenzaron a moverse como locos. Algunos hilos volaban alrededor de la cabeza de la gatita, otros se entrelazaban entre sí. Parecía como una danza extraña de fibras luminosas que se habían aprendido una coreografía ancestral y la estaban bailando delante de los ojazos amarillos de Mistófelis.

     Como por arte de magia Mistófelis comenzó a entender lo que decían las fibras de seda como si alguien se lo estuviera contando despacito al oído.