2.3 Parte 4


      Una comitiva enorme se acercaba con caballos y hombres que llevaban al hombro una especie de palanquín, que es como un carro. Este palanquín era dorado y estaba todo adornado con telas rojas que volaban al viento.

      Mistófelis se hizo a un lado y abrió bien los ojos. Dentro del carruaje había una muejer llena de perlas, toda vestida de púrpura, que es un color parecido al rojo. Una nena que estaba por ahí susurró, -Ahí va Teodora… ah quién pudiera ser como ella y llegar a emperatriz. -¡Es ella! -pensó Mistófelis- y la voz me dijo que yo tenía que venir a Constantinopla para ayudarla con una misión o algo así…, bueno voy a ver dónde va.

      Y sin pensarlo dos veces pegó dos saltos y se puso a seguir a la carroza por los tejados.